Soy Zuriñe González psicóloga general sanitaria y responsable del centro Zure Psiko. Estoy especializada en atención temprana e intervención familiar. He comenzado a contaros el final, ahora, os explicaré el principio.

Desde pequeña he dicho que quería trabajar con niños. Cuando me preguntaban que quería ser de mayor siempre decía “quiero trabajar en jardín de infancia”. A medida que he ido pasando los cursos, primaria, la E.S.O… se iba acercando el momento de decidir qué es lo que se quiere ser. Con 16,17 años hay gente que ya que tiene muy claro a qué se quiere dedicar; yo no era de esas. Tenía claro que quería algo relacionado con niños, pero el qué, ni idea. Así que me puse a preguntar a la gente de mi alrededor, familia, amigos… qué se me daba bien.

La gran mayoría coincidió que era buena escuchando, que se sentían comprendidos; así que decidí mirar en qué podía utilizar esta fortaleza que veían en mí. Descubrí la profesión de la psicología. Busqué si tenía la opción de trabajar con niños y me embarqué en este precioso mundo.

Durante estos años de carrera, aprendí mucho del funcionamiento de la psique humana, todos los procesos implicados, el desarrollo evolutivo, las personalidades, trastornos mentales… un sinfín de conceptos que me abrieron la mente y me ayudaron a comprender también, el por qué o posibles causas de la conducta del ser humano.

A pesar de ver el ser humano al completo, mi interés y curiosidad siempre me ha llevado al desarrollo de la infancia. Las prácticas tanto de la carrera como del máster me llevaron a dos centros de infancia muy diferentes.

En el primero de ellos, estuve observando la labor de la orientadora en un centro escolar y me encantó. Cuando yo era pequeña, no existía esa figura en mi colegio, y en las practicas me di cuenta de lo necesaria que es. Sin embargo, el centro de las practicas del máster, también era un colegio, pero algo diferente. Era un centro terapéutico educativo de trastorno mental grave para niños y adolescentes. Este centro, sí que me fascinó. Me pareció un lugar de alta intensidad de trabajo, pero muy gratificante cuando se veían cambios. Era un centro multidisciplinar en el que se trabajaba los diversos aspectos del niño, salud mental, educativo y médica, compaginado con sesiones grupales de las familias. En este momento fue cuando me empezó a picar la curiosidad por trabajar con los padres y la importancia de hacerlo.

Además de estas prácticas, también he hecho voluntariado con infancia hospitalizada, he trabajado en un colegio y en un gabinete psicopedagógico. Todo ello, ha hecho darme cuenta de que, para lograr una mayor efectividad en el proceso de cambio de los niños, hay que tener muy presente su entorno socio-familiar y trabajar conjuntamente.

Hasta ahora os he contado cual ha sido mi motivación para trabajar como psicóloga infantil, pero no os he contado como apareció la idea de crear este centro.

Siempre he tenido la idea de poder trabajar en mi propio centro de psicología, pero siempre me daba miedo. Ya trabajando en un gabinete con niños, vamos lo que siempre había querido, apareció en mi vida una dificultad que me tumbó y me hizo replantearme todo lo que era y quería hasta ese momento. Tras ello, mi afán era volver al trabajo siendo y haciendo lo mismo. Esto hizo que durante el siguiente curso escolar me bloquease y acabase sin fuerzas. Después de las vacaciones, me di cuenta de que no era la misma persona de antes y que no tenía los mismos intereses que antes, quería algo más, quería sacar a delante mi propio proyecto y salir de la comodidad y rutina en la que estaba.

Ha sido un gran proceso, con subidas y bajadas, pero solo puedo deciros que, mi objetivo es poder ayudar a familias que lo necesiten, que quieran conocerse como rol de padre o madre, comprender a esos hijos incomprendidos para ayudarles a expresarse y que su familia les entienda… En definitiva, acompañar en el proceso del desarrollo del niño y su familia.

BIENVENIDAS FAMILIAS